La noche brillaba,
pero ella brillaba más.
Quiso salir y la noche
tuvo miedo de ser opacada.
La Luna estaba bella,
pero ella era una estrella.
Y su belleza sin comparación
a la noche oscureció.
Tenía miedo la Luna,
que inspirados en su hermosura,
se olvidaran de ella los poetas,
y sólo escribiesen versos para Julieta.
Fue un cuento de hadas.
Ella fue la princesa.
Y cada uno de los príncipes,
hipnotizados por su belleza.
Bailó toda la noche,
No dejó de ser princesa a medianoche.
La carroza la llevó muy lento,
A ocupar un lugar en el firmamento.
Le pregunté a la Luna,
Me escondió su respuesta,
si habría algún Romeo que bajase,
del balcón del cielo a mi Julieta.
